lunes, 19 de julio de 2010

Cuidado, Leonas sueltas


Ya suena repetitivo, pero no por eso menos meritorio. La Selección argentina de hockey, o simplemente "Las Leonas", se alzaron con un nuevo Champions Trophy, el cuarto en la historia del país, en Notthingham y mostraron una vez más su increíble poderío en torneos internacionales, en los que no bajan del 4to puesto desde 1999. Todo un logro para un deporte argentino sediento de gloria.
Fue duro y dubitativo el comienzo del torneo para el equipo conducido por el Chapa Retegui. Un empate y una derrota en los dos primeros partidos hacían peligrar seriamente la chance de acceder a una nueva final, pero fue ahí cuando las chicas hicieron honor a su nombre, y comenzaron a mostrar sus garras. Tres victorias al hilo y algunos resultajos ajenos favorables le permitieron a Las Leonas disputar el partido decisivo, una vez más ante Holanda, el único rival que parece estar a la altura de las argentinas.
En un encuentro cambiante, disputado y que pudo ser para cualquiera de las dos, Argentina supo pegar en los momentos justos y terminó imponiéndose por 4 a 2, con tres tantos de la goleadora del Campeonato, Noel Barrionuevo, que se transformó de a poco en el estandarte de la defensa argentina, no sólo por defender sino por ser practicamente letal en la ejecución de corner cortos, vía por la que convirtió los ocho goles que le permitieron terminar como top scorer del Torneo.
Así las cosas, ya no llama la atención ver a Argentina en lo más alto del podio de un Champions Trophy, así como tampoco llama la atención ver a Luciana Aymar recibir el premio a la mejor jugadora. Aunque la propia rosarina admitió que no tuvo un buen Torneo, su actuación le permitió alzarse como la indiscutida Reina del hockey mundial, una vez más.
Con todos estos condimentos, la ilusión de conseguir un nuevo título en agosto, cuando Rosario reciba al Campeonato Mundial, crece a pasos agigantados. Ahí está puesta la cabeza de estas chicas, completamente amateurs, que se desviven día a día para estar a la par de las jugadoras de otros países en los que el hockey es profesional y para las que todo es mucho más fácil. A pulmón, con esfuerzo y garra de verdaderas Leonas, Argentina se mantiene en la elite del hockey mundial. Unión, temple, corazón y talento, metidos en los bonitos cuerpos de estas chicas que muestran al mundo su poderío. Leonas sueltas que rugen cada vez más fuerte.

El triunfo del buen fútbol


Pasó lo que tenía que pasar. Aunque muchas veces ocurra lo contrario, en Sudáfrica 2010 ganó el mejor. Y el mejor fue España, ese equipo que plantó una idea hace dos años con Luis Aragonés a la cabeza, decidido a cortar la sequía de títulos de la Roja y con un objetivo claro: volver a los primeros planos. Material había, sólo faltaba plasmar en resultados las buenas actuaciones individuales. Y todo fue tomando forma a partir de la Euro de ese año, en la que España se consagró como el mejor equipo del continente, superando el bajón que había ocasionado la eliminacion en Alemania 2006 a manos de Francia.
A partir de ese momento, el objetivo inicial de Aragonés tomó el color deseado, ese que había estado buscando. Con una idea de fútbol bien definida, la escuela del buen pie, heredada de los holandeses que llevaron al Barcelona a lo más alto, España poco a poco se fue nutriendo de características destacables que lo llevaron, dos años después, a ser el mejor de todos.
Vicente Del Bosque tomó la posta de Aragonés luego de la Euro y mantuvo su ideología. Supo explotar al máximo el potencial de jugadores que no solían destacarse en sus clubes. Y en esa materia, el Barcelona fue la cantera de donde se nutrió la Selección para fomentar el buen pie. Puyol, Piqué, Pedro, Xavi, Iniesta...todos jugadores del equipo de Guardiola que fueron más que fundamentales para este logro. Ellos, acompañados por Casillas, Sergio Ramos y Xabi Alonso, pilares del Real Madrid, más la explosión definitiva de David Villa, que venía rompiéndola en el Valencia y que ya es nuevo jugador del Barcelona, fueron los encargados de llevar a España a los más alto por primera vez en su historia.
De esta forma, España se suma al selecto grupo de Campeones del Mundo que componen también Brasil, Argentina, Uruguay, Alemania, Inglaterra, Francia e Italia. Por esto es más que justificada la euforia de un emocionado Casillas, que rompió el hermetismo y le encajó un beso en pleno reportaje a su hermosa novia Sara Carbonero. Por esto también se justifica la alegría de los miles de españoles que recibieron en Madrid a los campeones, en una fiesta que tuvo como speaker de lujo al arquero suplente, Pepe Reina, que no tuvo ni un minuto de juego en Sudáfrica pero se lució como presentador del equipo en el escenario.
España es el justo campeón, en tiempos en donde los campeones y sus formas de ganar son cada vez más criticadas. Es por eso que el mundo festeja, pese a quien le pese. En Sudáfrica 2010 ganó el buen fútbol. Ganamos todos.
¡Salud, Campeón!

miércoles, 14 de julio de 2010

Ganar perdiendo

La foto que los 23 jugadores que conformaron este histórico plantel uruguayo se tomó antes del partido fue la síntesis perfecta. Ninguno quería perderse esta posibilidad única de salir en la imagen de un equipo que entró en la historia grande. El partido por el tercer puesto no era más que una excusa, porque Uruguay ya había ganado incluso antes de salir a la cancha.
Un equipo que llegó al Mundial inmerso en un mar de dudas, después de atravesar una irregular eliminatoria, en la que quedó quinto y tuvo que jugar un repechaje contra Costa Rica, hoy está en boca de todo el mundo. El 4to puesto obtenido en Sudáfrica es el premio al esfuerzo de un plantel que se bancó muchas críticas y logró salir adelante, con la famosa garra charrúa como estandarte. Pero no contento con eso, Uruguay se dio el lujo también de tener al mejor jugador del Mundial, Diego Forlán, que fue elegido por la FIFA superando por amplio margen a jugadores del campeón España, como Villa e Iniesta y hasta al propio Messi.
Luego de la merecida pero ajustada derrota ante Holanda por la semifinal, Uruguay arribó al partido por el tercer puesto con la certeza del deber cumplido, como para dedicarse a disfrutar después de tanto esfuerzo. Enfrente, Alemania era la contracara, ya que sus aspiraciones de campeonar, reforzadas por sendas goleadas ante Inglaterra y Argentina en octavos y cuartos, habían sido sepultadas por España en semis, con baile incluido. Lo cierto es que, sin presiones, el partido fue emocionante, de lo mejor del Mundial. Pudo ser de Uruguay, que estuvo 2 a 1 y con chances de aumentar, pero finalmente fue Alemania quien se impuso por 3 a 2 y terminó quedándose con un tercer puesto que apenas sirvió como premio consuelo a un plantel que mostró un altísimo nivel durante gran parte de la competición. Además, el juvenil Müller terminó llevándose el premio al goleador, ya que convirtió los mismos tantos que Villa, Sneijder y Forlán (5), pero sumó tres asistencias en el torneo y la FIFA terminó premiándolo.
Ya en su tierra, el plantel uruguayo tuvo su merecido homenaje, con el Presidente José Mujica recibiéndolos y las calles teñidas por una multitud que clamó por los nuevos héroes. Esos mismos que escribieron una de las páginas más grandes de la historia uruguaya, bien merecido lo tienen. Perdieron los dos últimos partidos, pero terminaron ganando el respeto del mundo entero. Eso es saber perder.

jueves, 8 de julio de 2010

Para la historia


Son pocas las veces en las que los equipos derrotados pueden entrar en la historia grande de un Campeonato del Mundo, pero ésta fue una de las excepciones. Uruguay, ese equipo humilde que entró a la Copa por la ventana, pidiendo permiso, terminó su sueño al caer con Holanda pero lo hizo de pie, como caen los verdaderos grandes. Es por esto que la historia ya tiene un lugar reservado para esta Selección, que se lo ganó con todas las de la ley.

Ya es parte de la historia porque arribó a este Mundial teniendo que jugar un repechaje, ya que quedó 5to en las eliminatorias sudamericanas. Como si fuera poco, tuvo que integrar el “grupo de la muerte”, en el que estaban Sudáfrica, el anfitrión, y Francia, el último subcampeón, y terminó primero. En octavos tuvo que verse las caras con Corea del Sur y salió victorioso haciendo gala de su ya conocida garra. En cuartos fue protagonista de un partido para el infarto y terminó derrotando a Ghana por penales en un partido que estuvo a punto de perder. Finalmente, en la semi cayó ante la invicta Holanda pero dejó todo hasta el final y terminó de demostrar que su actuación no fue casualidad.

Con un juego poco vistoso pero efectivo, Uruguay salió dispuesto a cortar el circuito de juego de la ofensiva holandesa, pero se encontró con un gol de otro planeta de un defensor (Van Bronckhorst) y todo se le hizo cuesta arriba. Sin embargo, cuando parecía no reaccionar, apareció su jugador distinto, Diego Forlán, para poner el empate con otro gol made in Jabulani (pelota que cambia su recorrido en el aire) y darle otra vida más a su equipo.

El arranque del segundo tiempo mantuvo la misma tónica, con Holanda volcado al ataque y Uruguay aguantando y sorprendiendo con alguna contra. En ese período, la ausencia de Lugano, estandarte de la defensa uruguaya ausente por lesión, comenzó a notarse. Los avances de los europeos eran cada vez más punzantes y parecía que el gol era cuestión de tiempo. Y así lo fue. En escasos minutos, Holanda quebró el arco uruguayo dos veces (la primera en offside) y la historia comenzaba a sentenciarse. Uruguay parecía entregado.

Pero entrega es una palabra que parece no estar incluida en los diccionarios uruguayos. Sin piernas ni claridad, pero con demasiado amor propio, los sudamericanos metieron en un arco a su rival en los últimos minutos, a fuerza de pelotazos y centros. Y hasta tuvieron la oportunidad de descontar con el tiempo cumplido y hacer transpirar a los miles de holandeses presentes en el estadio. Pero hasta ahí iban a llegar. Y vaya si es lejos.

De esta forma, Holanda arribó a la tercera final de su historia (perdió las dos anteriores) y buscará su primer Título del Mundo para coronar un presente de ensueño, con 24 partidos invicto (incluidos todos los partidos de eliminatorias y del Mundial, más amistosos). Por el lado de Uruguay, este arribo a las semifinales parece el comienzo de un resurgir. Tantas veces relegado a quedarse afuera de los Mundiales en las eliminatorias o en primera ronda, esta ocasión encontró a un equipo con hambre de gloria, como no se ha visto en mucho tiempo. La juventud en muchos de sus hombres ilusiona. Los hinchas más viejos se acordarán del famoso Maracanazo y sus artífices, y seguramente los relacionarán con estos nuevos héroes, que a pesar a haber perdido se llevaron toda la gloria, esa misma que el pueblo uruguayo no pudo encontrar en 60 largos años y que hoy volvió a conocer con una actuación memorable.

martes, 6 de julio de 2010

¡Y olé!


Cerca, más que cerca estuvo Paraguay de seguir haciendo historia. Es más, a la hora de buscar las razones que lo llevaron a quedar afuera en cuartos de final, se cae en la cuenta de que las mismas son escasas, por no decir que fue sólo una: España metió un gol y Paraguay, ninguno.
El planteo del equipo de Martino fue perfecto. Paraguay se supo adecuar a la exigencia del rival que tenía enfrente y dispuso de un mediocampo superpoblado, con Tacuara Cardozo como única referencia de área. De esta forma, el técnico argentino buscaba cortar el talentoso circuito de juego del equipo español sin retroceder demasiado. Y lo consiguió.
Durante gran parte del primer tiempo, el equipo paraguayo fue poseedor del balón y España sólo inquietó con algún que otro centro aislado. Cortado el tándem Xavi-Iniesta, el equipo de Del Bosque nunca logró conectar el medio con los delanteros y todo se le hizo cuesta arriba. Lo único que le faltó a Paraguay fue el gol, y eso lo iba a terminar pagando muy caro.
La chance más clara ocurrió ya en el segundo tiempo, en un minuto que fue frenético. Primero, un penal le dio la oportunidad a Cardozo de plasmar en el resultado la supremacía en el juego, pero el remate del delantero encontró las manos de Casillas, que no había terminado de festejar cuando escuchó el silbato que cobraba la pena máxima en la otra área. Esta vez, el encargado de ejecutar fue Xabi Alonso, que se quedó sin festejo porque su primer remate (terminó adentro del arco) fue anulado por invasión de área. En la segunda chance, Villar adivinó el palo y le negó el grito, pero inmediatamente convirtió otro grosero penal que el árbitro increíblemente no advirtió. Todo en dos minutos.
El bajón del penal errado fue asimilado por ambos equipos de distinta forma. Paraguay comenzó a sentir el desgaste de trabajar tanto en la mitad de la cancha y comenzó a ceder terreno. Espaá notó esta merma y se decidió, por fin, a atacar en serio. El único gol del partido iba a llegar, como no podía ser de otra manera, de carambola. Luego de un rebote en el palo, David Villa definió esquinado pero la pelota pegó en un palo, rodó por toda la línea, rebotó en el otro y entró. De no creer.
Resignado, Paraguay fue como pudo pero a esa altura, España ya estaba más que tranquilo y sólo tuvo que esperar que pase el tiempo para acceder a la segunda semifinal de historia. Ahora será tiempo de enfrentar a la temible Alemania y buscar la primera final de su historia, para cortar la virginidad de títulos en Copas del Mundo.
Paraguay, por su parte, se despidió con la frente más que alta y con una idea de juego definida. El gran recibimiento que tuvo en la llegada a su país así lo confirman.

Ultima parada, La Noria


La gloria, aquella que todos anhelábamos, esa misma que imagino el hincha que propuso la frase que engalanó el micro argentino en Sudáfrica, con la que todo un pueblo soñaba volver a encontrarse después de 24 larguísimos años, volvió a brillar por su ausencia. Y nuevamente, el culpable visible de tal desilusión fue Alemania. Como en el 90, cuando Diego todavía brillaba en la cancha. Como en 2006, el día que Messi se quedó en el banco y Lehmann y su machete hundieron las esperanzas.
Esta vez, en el campo de juego no hubo equivalencias. Hubo dos equipos completamente distintos. Uno que sabía lo que quería, que fue en busca de ello y que tuvo armas para conseguirlo. Pavada de conjunción. El otro, un grupo de once jugadores dispersos, sin un eje que les marque el rumbo y que sufrieron el tremendo golpe de arrancar en desventaja casi desde el vestuario.
Iban apenas dos minutos cuando Schweinsteiger envió un centro letal, Otamendi perdió a Müller y el jóven del Bayern Munich cabeceó solo y cómodo para abrir el marcador. Era el principio del fin.
A pesar de la ventaja, Alemania siguió con la misma tónica y el partido se volvió un monólogo. Argentina no encontraba el rumbo y parecía que el 2 a 0 estaba al caer. Por el andarivel derecho de la defensa argentina, Alemania encontraba los huecos para lastimar. Con Podolski volviendo loco a Otamendi (fue amonestado y estuvo al borde de la expulsión) y un Schweinsteiger enorme que fue la manija del equipo alemán, el 1 a 0 con que terminó el primer tiempo fue más que mentiroso. Alemania estaba para golear.
Con la obligación de dar vuelta las cosas, el complemento encontró un cambio de actitud en el equipo argentino. De la mano de Mascherano y Tévez (los más sacrificados), Argentina fue al frente como pudo, siempre sin fútbol, pero con la actitud necesaria para crear situaciones. Fueron 15 minutos en los que el empate era una realidad casi palpable. Pero claro, el desperdicio de situaciones en el arco rival contra un rival de envergadura lo terminás pagando caro. Y fue así como Alemania convirtió el segundo...y el tercero...y el cuarto. Y dio la sensación de que si no hizo alguno más fue porque no quiso.
Enfrente, en equipo sin rumbo, que quedó completamente KO con el segundo golpe, justo cuando Diego se disponía (tardíamente) a mandar a la cancha a Pastore para darle algo de compañía al solitario e intermitente Messi.
Es por eso que echarle la culpa sólo a Alemania de la eliminación sería pecar seriamente de ignorante. Varios fueron los atenuantes que hicieron que el equipo se vuelva en esta instancia, y seguramente saldrán varios más a la luz con el correr de los días. Lo cierto es que el futuro de Maradona al frente de la Selección es incierto todavía. La mayoría de la gente quiere que siga y le demostró su apoyo incondicional en la llegada del equipo a Ezeiza, donde fue recibido por casi 20 mil personas, como si se hubiese ganado algo.
Será cuestión de esperar y seguir asimilando un nuevo golpe, otro más que se suma a una larga lista de decepciones que se vienen acumulando una tras otra. Parece que la gloria nos queda vez más lejos y que tendremos que seguir conformándonos con la actitud de algunos jugadores, que por supuesto, no alcanza.

lunes, 5 de julio de 2010

Como con la mano


El partido fue histórico por donde se lo mire. Empezando porque se enfrentaban dos selecciones que no suelen llegar a esta instancia en Mundiales y siguiendo por el desarrollo, que fue cambiante y que mostró a ambos equipos con ambiciones de seguir en pie. Pero lo que sin dudas fue más que histórico fue el desenlace: alargue, mano en la línea sobre la hora, penal a los 120 minutos, error en la ejecución, definición por penales, un Loco que ejecutó el tiro definitivo como con un guante, picando la pelota sobre el arquero y festejo, mucho festejo. Un partido para la historia.
Uruguay y Ghana llegaban a la instancia de cuartos de final como las cenicientas de la competencia. Favorecidos en los cruces de octavos (Uruguay derrotó a Corea y Ghana a Estados Unidos), ambos equipos ya habían entrado en la historia de su país pero salieron en busca de más.
El primer tiempo mostró a un Ghana más punzante y con mejor juego que Uruguay. Con la insistencia de Gyan y la habilidad de Boateng, varias fueron las chances de abrir el marcador antes del bombazo de Muntari, que encontró a un sorprendido Muslera que poco pudo hacer. La ventaja era merecida, Ghana era más y Uruguay no encontraba el camino.
En el segundo tiempo, los de Tabárez reaccionaron y se encontraron con la igualdad a los pocos minutos de comenzado el complemento, con un fortísimo tiro libre de Forlán que hizo que la pelota tiemble en su recorrido y deje al arquero ghanés sin respuesta. Un gol made in Jabulani.
Con el empate consumado, ambos equipos sintieron el cansancio y decayeron en rendimiento. Con los 90 cumplidos, el tiempo suplementario fue más de lo mismo. Mucha fricción, piernas duras y los dos equipos decididos a aguantar hasta los penales. Claro que, con los 120 minutos cumplidos, el destino tenía preparada una carta de las más jugosas.
Una serie de rebotes en el área uruguaya encontró un remate de Gyan, que Luis Suárez alcanzó a despejar en la línea. El rebote lo capturó Adiyiah, que cabeceó hacia el arco de un Muslera vencido. Era gol. Ghana estaba en semifinales. Un equipo africano hacía historia. Pero no. Suárez, nuevamente, evitaba que la pelota ingrese a su arco, aunque esta vez lo hacía con la mano, con la esperanza de que el árbitro no advirtiera este detalle. Pero eso no sucedió. El juez cobró el correspondiente penal, expulsó al delantero y le dio a Gyan una chance gigante de entrar en la historia.
Nuevamente, el destino hizo lo suyo y el penal rebotó en el travesaño, justo cuando el referí pitaba el final. Lágrimas en la cara del delantero ghanés, incredulidad del público presente y de los millones que lo seguían por tele, festejos uruguayos e incertidumbre, mucha incertidumbre.
En la serie de penales, los ghaneses fallaron dos y Uruguay uno. Llegaba el tiempo de definir y el encargado era Sebastián Abreu, el Loco, el mismo que se cansó de pinchar pelotas en penales en Argentina, México y la Selección. Todo aquel que haya visto algún video suyo lo tenía en claro. Pero el arquero ghanés no tenía idea de esta particularidad, y Abreu lo sabía. Por eso, al mismo tiempo que el pobre Kingson se tiraba inútilmente a su derecha, el Loco fundió el botín en el pasto, bajo la pelota y la picó, suave, muy suave al medio del arco. La pelota besó la red y sentenció el épico partido. La locura estaba consumada.
Uruguay se metió en semifinales en un partido que quedará como uno de los más emocionantes de los Mundiales. El equipo de Tabárez buscará seguir escribiendo la historia y conseguir su tercer Título del Mundo. Esta vez pasó gracias a las manos: primero la de Suárez, que evitó el gol ghanés en tiempo de descuento y luego la mano de Abreu, metida en su pie izquierdo para una definición exquisita. Parece que Dios se puso por un ratito la Celeste.

Naranjazo


A cualquier fanático del fútbol se le habrá venido a la cabeza aquel 16 de julio de 1950, cuando Uruguay sorprendió al mundo entero y derrotó a Brasil en la final del Mundial en su casa, ante más de cien mil hinchas verdeamarelhos, gestando lo que luego se conocería popularmente como Maracanazo.
Brasil llegaba al partido de cuartos de final frente a Holanda como gran favorito, habiendo aplastado al Chile de Bielsa en octavos y con el equilibrio justo de un ataque implacable y una defensa más que segura. Enfrente, los holandeses llegaban de punto y con muy poco que perder, sabiendo que enfrente estaba el gran candidato de siempre.
Lo cierto es que después de un primer tiempo que sirvió sólo para confirmar lo que se preveía (terminó 1 a 0 para Brasil con ratos de baile), Holanda creció y terminó dando vuelta el partido y desnudando las peores falencias técnicas y emocionales de un Brasil impotente (terminó con uno menos y pegando a mansalva) que tuvo que volverse a casa mucho antes de lo previsto. En fin, un auténtico Naranjazo.
El equipo de Dunga tuvo un primer tiempo excelente. Mucho toque en el mediocampo, velocidad en la delantera y firmeza en la defensa para despejar algún que otro aislado pelotazo holandés. Un Robinho movedizo, siempre sutil y con la precisión y velocidad como bandera, hizo que Brasil muestre lo mejor de su repertorio. Precisamente él fue quien abrió el marcador definiendo sobre la salida del arquero tras un exquisito pase entre líneas de Felipe Melo. Con la ventaja, los holandeses se desesperaron y eso agrandó aún más a Brasil, que por momentos bailó a los europeos. Sin embargo, la superioridad en el juego no se plasmó en el resultado: un mentiroso 1 a 0 para ir al descanso.
Sólo los jugadores holandeses sabrán qué les habrá dicho su técnico, Bert Van Marwijk, en el vestuario, pero Holanda volvió a la cancha con otra actitud y dispuesto a hacer historia. El encargado de escribirla iba a ser nada menos que Wesley Sneijder, campeón de la Champions con el Inter, que primero mandó un centro envenenado que Felipe Melo (sí, el mismo del pase magistral en el gol brasileño) peinó contra su propio arco y luego cabeceó en el borde área chica un centro de Robben que había sido peinado por Kuyt. Sneijder se ponía el traje de héroe, y no se lo iba a sacar más.
A partir de ese momento, se vio lo mejor de uno y lo peor de otro. Holanda, con la tranquilidad de la ventaja, esperaba atrás y preocupaba con la contra. Brasil, con más vergüenza que otra cosa, iba como podía, pero la precisión y el toque del primer tiempo parecía haberlos dejado en el vestuario. Así las cosas, los sudamericanos se desesperaron, comenzaron a pegar demasiado y terminaron con uno menos por la expulsión de Melo (¡Sí, el mismo del pase milímetrico!). Holanda, por su parte, sólo dejó correr el tiempo para consumar la epopeya.
El Naranjazo era una realidad. Holanda está en semifinales y buscará en Sudáfrica acabar con el mito de que juega lindo pero no gana nada. Los jugadores brasileños, por su parte, ya volvieron a su país, donde tuvieron un recibimiento más que hostil por parte de la afición que soñaba con el Hexacampeonato. El único que no arribó con la delegación fue Dunga, que renunció apenas finalizado el partido y prefirió no cruzarse con la multitud sabiendo que sería el principal blanco de los insultos.
Otro dato: en Argentina hubo bocinazos y festejos desmedidos por la eliminación brasileña. Teniendo en cuenta lo que pasaría un día después, se ve que los argentinos no aprendemos más. No hay que festejar antes de tiempo, muchachos.

jueves, 1 de julio de 2010

Sólo quedan ocho

Cuatro sudamericanos, tres europeos y un africano. La ilusión es una sola. A partir de mañana, ocho países buscarán el pasaje a semifinales. Estos son los cuartos de final de Sudáfrica 2010:

Viernes 2 de Julio
11.00 hs. Puerto Elizabeth: Holanda - Brasil
15.30 hs. Johannesburgo (Estadio Soccer City): Uruguay - Ghana

Sábado 3 de Julio
11.00 hs. Ciudad del Cabo: Argentina - Alemania
15.30 hs. Johannesburgo (Estadio Ellis Park): Paraguay - España


Todos los horarios corresponden a la hora argentina.

El país de la maraVilla

El último partido de octavos de final prometía y mucho. De un lado, la temible España, campeona de la EuroCopa y gran favorito para ganar su primer Mundial. Del otro, Portugal, semifinalista en Alemania 2006 y con Cristiano Ronaldo como estandarte. Sin embargo, por enésima vez durante este torneo, las promesas quedaron sólo en eso. CR7 brilló por su ausencia y dejó nuevamente en claro que sólo está para los firuletes y las propagandas marketineras. España, por su parte, tampoco pudo desplegar su juego característico y sufrió más de la cuenta, pero contrario a su rival tiene a un jugador que hace la diferencia: David Villa.
El flamante refuerzo del Barcelona tiene siempre el arco entre ceja y ceja, y eso no hace que pierda el foco para armarse sus propias jugadas, a falta de asistencias. Clara muestra de esto fue la cantidad de disparos al arco que intentó, ya que los habituales asistidores, Xavi e Iniesta, fueron muy bien contenidos por los portugueses y el Guaje tuvo que arreglárselas solo. Esta insistencia del nuevo compañero de Messi transformó al arquero Eduardo en figura y fue un constante dolor de cabeza para los defensores portugueses. Claro que, ante tanto ataque, Portugal comenzó a aprovechar las contras con las constantes subidas de Coentrao por izquierda y algunas que otras apariciones esporádicas de Thiago y Ronaldo, que también hicieron lucirse a Casillas.
El segundo tiempo continuó con la misma tónica, España atacando y Portugal contragolpeando. En ese frenesí, el partido se hizo de ida y vuelta. Finalmente, luego de que Puyol casi convierta en contra tras un centro de Hugo Almeida, llegó la apertura del marcador. En una de las pocas ocasiones que Iniesta pudo sortear la pegajosa marca portuguesa, el volante sacó un pase entre líneas para Villa, que no perdonó. Un dato no menor: cuando partió el pase de Iniesta, el delantero estaba apenas adelantado. Punto en contra para Baldassi y la terna argentina.
Con la ventaja en el marcador, España se serenó y comenzó a desplegar su juego. Portugal no logró hilvanar ninguna situación seria de peligro y lleno de centros el área española, pero ninguno con buen destino.
España terminó justificando su triunfo con sobriedad y diferencia de jerarquía en sus jugadores. Ahora, se cruzará con el duro equipo de Paraguay y todo es esperanza para conseguir el primer título mundial de su historia. Por el lado de Portugal, pura decepción. Sobre todo por la pobrísima actuación de Cristiano Ronaldo, que sólo convirtió un gol, el sexto en la goleada sobre Corea del Norte. La imagen final parece decirlo todo, un Ronaldo cabizbajo, escupiéndole a la cámara y despotricando contra su técnico. Triste y solitario final para la super estrella que nunca fue.