viernes, 21 de mayo de 2010

A lo Estudiantes


Encontrarle una explicación a la eliminación de Estudiantes de la Copa Libertadores no es tarea sencilla. Teniendo en cuenta que ayer fue ampliamente superior a su rival y que la semana pasada había perdido en Porto Alegre con un gol sobre la hora, la tarea se hace aún más compleja. El Inter de Porto Alegre terminó clasificando a semifinales a lo Estudiantes.
Pero lo más inexplicable de la noche de ayer no fue el partido en sí, sino un nuevo papelón de un equipo argentino eliminado en la Copa. Esta vez fue Estudiantes, siempre bien ponderado por su conducta y su mística en el torneo, que manchó aún más la tan castigada reputación de los nuestros ante el continente.
Todo comenzó con el agónico gol de Giuliano cuando la serie parecía definida y los hinchas de Estudiantes ya habían comenzado con su show de fuegos artificiales. Ese tanto y el posterior pitazo final del árbitro, apenas tres minutos después, dieron paso al festejo desmedido del Pato Abbondanzieri (qué raro, argentino también) frente a la hinchada Pincha que tanto lo había hostigado durante lo 90 minutos y a la reacción de Leandro Desábato, un abonado al escándalo, que cumplió a la perfección su rol de copar la parada y terminó con un corte en la ceja por un cabezazo que él mismo le propinó al arquero. En el medio, de todo, insultos, empujones, un arquero suplente brasileño que entró corriendo sólo para pegar una piña y salir picando, en fin, bochorno total.
Por suerte, la mayoría de los jugadores se dedicó a separar y calmar las aguas, sino todo hubiese terminado en una verdadera batalla campal en pleno campo de juego.
Del juego en sí hay que decir que Estudiantes termina quedando afuera por haber ido a buscar el empate a Brasil y por no haber definido el partido de ayer, en el que fue ampliamente superior. El cabezazo de Sorondo y el derechazo de Giuliano, ambos sobre la hora, terminaron con las esperanzas de un equipo que hace una semana peleaba los dos frentes y que hoy termina quedándose sin nada. Pero más allá de lo futbolístico, nuevamente habrá que repasar el tema de la conducta, porque más de una vez se hizo alusión en este blog a que los grandes son los que saben perder, como lo hizo Vélez en octavos. Parece que Lanús y Estudiantes todavía deben algunas materias para recibirse.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Acá están, estos son...


Quizás cueste asimilar algunas ausencias. Seguramente también cueste digerir algunas llamativas presencias. Lo cierto es que Diego Maradona finalmente dio a conocer sus 23 elegidos para viajar a Sudáfrica y las dudas respecto de la inclusión o no de determinados jugadores se acabaron.
A saber, como era previsible, el DT borró de la lista a los locales Juan Insaurralde, Juan Mercier y Sebastián Blanco, pero llamativamente le dio el definitivo pasaje a Ariel Garcé, jugador que apenas disputó un partido con la celeste y blanca (amistoso contra Haití) y que ya tenía definido que iría a Sudáfrica junto a un grupo de amigos en calidad de espectador. Es decir, ni el propio jugador creía posible si inclusión en la delegación. Así, quien se quedó afuera fue Fabricio Coloccini, quien no había tenido continuidad en la era Diego pero que cuenta con mucha más experiencia defendiendo los colores de la Selección que el jugador de Colón.
En cuanto a los volantes, no hubo mayores sorpresas. A los ya citados jugadores del fútbol local, se suma la baja de José Sosa, otro que contaba con alguna chance de ir y quien terminó quedando en el camino porque Maradona se inclinó por la experiencia mundialista de Maxi Rodríguez. El último volante que quedó afuera de Sudáfrica fue Jesús Dátolo.
En el plano de los delanteros pasó lo que todos preveían. El borrado fue Ezequiel Lavezzi, del Nápoli, y Maradona se dará el lujo de llevar a su yerno Agüero y al sorprendente Martín Palermo, quien buscará escribir el epílogo de su increible carrera con alguna destacada actuación en tierras africanas.
Con polémica, bajas llamativas y presencias más que sorpresivas, Diego dio su lista definitiva. A lo Diego, sin tapujos y sin muchas explicaciones. Los 23 de Diego están listos para representar a un país que busca la gloria. Hay equipo, señores.

lunes, 17 de mayo de 2010

25 años no es nada


Habrá echado panza, tendrá menos pelo y seguramente ya no le saldrán esas exquisitas rabonas, pero Claudio Borghi demostró que su espiritú ganador se mantiene intacto. Como hace 25 años, cuando encabezó el equipo que le había dado la última gran alegría al pueblo de La Paternal, pero esta vez desde el banco, el Bichi fue la piedra fundamental para que Argentinos consiga el tercer título de su rica historia como institución.
No es casual que el ex delantero sea la primera referencia cuando se habla de este sorprendente equipo, ya que el Bichi fue quien se encargó de un equipo que estaba completamente caído y que había finalizado el torneo pasado en la última colocación. En cuanto a nombres, no hubo muchos cambios entre ese equipo que terminó último y éste que ayer gritó campeón. Y ahí está el mérito del entrenador. Borghi supo darse cuenta de los puntos flacos de su equipo y se reforzó como debía: trajo a Peric para suplantar a Torrico y calmó los nervios de la partida de Hauche convenciendo a Calderón de que no se retire y explotando al máximo el potencial de Pavlovich, Coria y Sosa, tres delanteros que nadaban en un mar de irregularidad y que tuvieron su punto máximo de explosión en este Clausura. Se apoyó también en Ortigoza, surgido de la envidiable cantera del Bicho y estandarte del mediocampo en cada una de las presentaciones del equipo de La Paternal, además de darle a Juan Mercier la confianza necesaria como para que aquel pelado intrascendente pase a ser hoy parte de la lista de 30 jugadores con posibilidades de viajar al Mundial de Sudáfrica. Pavada de mérito.
Por todo esto, y por contar sólo con tres jugadores con experiencia en vueltas olímpicas (Domínguez, Calderón y Raymonda), Borghi añadió ayer el título de motivador a su currículum. En boca de los propios jugadores, fue él quien intentaba convencer al plantel de que se podía llegar alto, de que este equipo tenía muchas similutudes con aquel legendario plantel del 85. Quién mejor que él para dar fe de ello.
Si bien su futuro es aún incierto y es muy probable que su horizonte esté bastante más allá de La Paternal (más cerca de La Boca que de otra cosa), Claudio Borghi escribió ayer otra página histórica en el club de sus amores, y le devolvió a la gente la alegría de festejar un título en casa.

El sabor del reencuentro


Con esta, ya van ocho veces, pero la alegría se siente como si fuese la primera. Quilmes, el eterno sufrido, aquel que supo bancarse frustración tras frustración en busca de un ascenso hace un par de años, aquel que se ganó un lugar en la Libertadores y peleó de igual a igual con los más grandes del continente. Ese mismo que terminó en el último lugar del Clausura 2007 y se despidió de la máxima categoría, hoy es pura felicidad y vuelve a Primera División, por octava vez en su larguísima historia.
No fue fácil, aunque la primera mitad de campeonato lo daba como principal favorito. Sobre el final de un torneo que lideró en su mayor parte, aparecieron los fantasmas y el equipo sumó seis partidos sin triunfos, con cinco empates y una derrota. Esta irregularidad hizo que Olimpo se consagre como el mejor y deje a Quilmes y sus fantasmas en la dura búsqueda del segundo pasaje a Primera. A su vez, All Boys sumó una interesante seguidilla y se puso a tiro, por lo que en el último partido ya no habría márgen de error. Con un punto, Quilmes volvía a la A. Y así fue, sin sobrarle nada, un pálido 0 a 0 frente al frío Belgrano terminó de sellar el pasaporte a la gloria.
Un proceso que arrancó con José María Bianco hasta la fecha 19, cuando Jorge Vitrola Ghiso agarró el timón y supo conducir a un equipo que siempre supo lo que quiso. Con jugadores de experiencia y renombre en Primera, como Facundo Sava, Pablo Garnier y Marcelo Pontiroli, sumados a un conductor como Miguel Canéo, que fue siempre el eje de fútbol del equipo, además de varios pibes de las inferiores que dejaron la vida cada vez que les tocó jugar, Quilmes encontró la fórmula del éxito. Por octava vez, las 20 mil almas que coparon el estadio Centenario volvieron a sentir el delicioso sabor del reencuentro.

Toque Toque


Frío, helado, congelado. El baldazo que recibió Ríver a domicilio fue uno de esos que no se olvidan fácilmente. Con un primer tiempo impecable, pocas veces visto y con cinco goles en poco más de media hora, Tigre le dio una lección de practicidad al equipo de Cappa, que podrá jugar lindo pero que deja mucho que desear sin la pelota en los pies. Quizás esto explique lo inexplicable. Porque los de Caruso Lombardi, que sólo acusaban 21 puntos y llegaban con cinco derrotas al hilo, a priori arribaban como invitados estelares a la fiesta de despedida de Marcelo Gallardo, que dada las terribles circunstancias, sólo piso el césped para recibir la plaqueta en manos de Daniel Passarella. Y Ríver pecó de buen anfitrión, y terminó dándole demasiados privilegios a su invitado de honor.
Tal fue la superioridad de los de Victoria en la primera mitad, que en el entretiempo ya se empezaban a ver algunos millonarios de la platea dejando la cancha, altamente resignados. El gol de Fúnes Mori, apenas comenzado el complemento, sólo sirvió para que la gran cantidad de hinchas que se bancaron el intenso frío del sábado por la noche esbocen un pequeño desahogo, pero los 40 minutos restantes estuvieron completamente de más, porque Ríver se mostró extremadamente predecible y Tigre sólo atinó a esperar a que la hazaña se consume, y hasta pudo haber hechó más historia aún si el Chino Luna hubiese metido alguna de las dos claritas que tuvo en esa etapa.
Consumado el encuentro, sólo quedó tiempo para escuchar a un exultante Caruso Lombardi, desbordado de alegría y promoviendo su "toque toque", en clara alusión al "tiki tiki" que tan famoso hizo al técnico rival. Por el lado de Ríver, será barajar y dar de nuevo, buscar refuerzos y deshacerse de aquellos jugadores que no estén a la altura del club. El parate será un tiempo de reflexión y de buenas decisiones, para un equipo que, con o sin "tiki tiki", empezará la temporada que viene ahogado por los números.

viernes, 14 de mayo de 2010

El que no arriesga...


El calendario determinó que esta semana sea para Estudiantes la más importante en lo que va del año. A la definición del Torneo Clausura que tendrá que afrontar el domingo en Santa Fe frente a Colón se le sumaba la dura tarea de visitar al Inter en Porto Alegre por los cuartos de final de la Copa Libertadores.
Y en el primero de los exámenes, el Pincha reprobó. Ante un estadio repleto de brasileños, Estudiantes dibujó un planteo muy conservador, con el único objetivo de buscar el 0 a 0. Todo funcionó perfecto hasta los 42 minutos de segundo tiempo, cuando Gonzalo Sorondo le ganó en el saltó a Leandro Desábato y convirtió de cabeza el único gol del partido.
Fue merecido porque Inter fue el único que buscó el arco rival, frente a un Estudiantes al que el punto le sentaba de maravilla y que estuvo a sólo tres minutos de lograr lo que fue a buscar a tierras brasileñas. Igualmente, el 1 a 0 no es un mal resultado, más aún sabiendo el poderío que el equipo de La Plata demuestra cada vez que juega de local, aunque un sólo gol del Inter en la revancha obligaría a Estudiantes a convertir tres para pensar en las semis.
Así las cosas, el Pincha comenzó su semana clave con un tropiezo. El domingo tendrá el segundo de los tres exámenes que determinarán su futuro inmediato. Un futuro que hace un par de semanas parecía mucho más sencillo y que hoy se presenta bastante más complicado de lo que se esperaba.

martes, 11 de mayo de 2010

30 son mejores


Cuando sólo falta un mes para el comienzo del Mundial de Sudáfrica y con la expectativa de los hinchas a flor de piel, Diego Armando Maradona dio a conocer la lista de sus 30 jugadores elegidos, de donde saldrán los 23 que finalmente viajarán al país africano.
Como siempre que se hace pública la lista mundialista, aparecieron grandes ausentes y alguna que otra sorpresa, como Ariel Garcé, por ejemplo, que sólo disputó el último partido amistoso ante Haití en la era Diego. Pero la inclusión del defensor de Colón llama aún más la atención si se toma en cuenta que Javier Zanetti, emblema de la Selección e histórico capitán del Inter que va por la triple corona, no figura entre los 30 y se perderá nuevamente el Mundial, como en Alemania 2006. Juan Manuel Insaurralde, de Newell´s, aparece como otra de las novedades de la nómina.
Otro gran ausente es, sin dudas, Fernando Gago, que perdió en la pulseada final frente a los locales Juan Mercier y Sebastián Blanco, dos de las apuestas que Maradona tenía guardadas en la manga. Entre los volantes elegidos también figuran Mario Bolatti y Jesús Dátolo, dos jugadores del fútbol italiano que no están teniendo un presente destacado en sus respectivos clubes.
El tercer arquero finalmente será Diego Pozo, frente a las especulaciones que decían que Adrian Gabbarini, de gran presente en Independiente, ocuparía ese lugar. Además, Esteban Cambiasso, otro de los titulares del Inter, también fue borrado por el DT y se quedó afuera.
La lista de delanteros fue la que dejó menos sorpresas, ya que figuran los que se venían barajando, con la inclusión de Ezequiel Lavezzi (seguramente quede afuera de los 23) como última opción.
Borrados, sorpresas, históricos. En fin, todavía queda una segunda instancia, la semana que viene, en la que Maradona deberá eliminar a siete de esta lista y comunicar, definitivamente, los 23 jugadores que irán a Sudáfrica en busca de la gloria perdida.

La lista completa:

Arqueros
Sergio Romero (AZ Alkmaar)
Mariano Andujar (Catania)
Diego Pozo (Colón)

Defensores
Nicolás Burdisso (Roma)
Nicolás Otamendi (Vélez)
Walter Samuel (Inter)
Martín Demichelis (Bayern Munich)
Gabriel Heinze (Olympique Marsella)
Fabricio Coloccini (Newcastle)
Juan Manuel Insaurralde (Newell´s)
Ariel Garcé (Colón)
Clemente Rodríguez (Estudiantes)

Volantes
Jonás Gutierrez (Newcastle)
José Sosa (Estudiantes)
Juan Mercier (Argentinos Juniors)
Javier Mascherano (Liverpool)
Angel Di María (Benfica)
Juan Sebastián Verón (Estudiantes)
Sebastián Blanco (Lanús)
Mario Bolatti (Fiorentina)
Jesús Dátolo (Nápoli)
Javier Pastore (Palermo)
Maxi Rodríguez (Liverpool)

Delanteros
Martín Palermo (Boca)
Lionel Messi (Barcelona)
Gonzalo Higuaín (Real Madrid)
Sergio Agüero (Atlético Madrid)
Diego Milito (Inter)
Ezequiel Lavezzi (Nápoli)
Carlos Tévez (Manchester City)

La lógica se dio una vuelta por el Sur


Sin dudas, una de las cosas más lindas que tiene el fútbol es esa capacidad de sorpresa, en donde la lógica queda de lado y cualquiera puede ganarle a cualquiera. De esta forma, equipos que llegan de punto son capaces de poner en jaque al que llega de banca y sorprender a propios y ajenos.
Sin embargo, anoche en el estadio de Lanús pasó lo que tenía que pasar. Se enfrentaban un equipo armado y serio que busca la clasificación a la Copa Sudamericana frente al peor equipo del campeonato, sacando a los dos descendidos ¿El resultado? Pura lógica: ganó el primero por 3 a 2.
Llamativamente, si uno hubiese visto sólo el primer tiempo pensaría que el equipo serio era San Lorenzo, que presionó al local desde el arranque y salió a buscar esos tres puntos que calmarían un poco las aguas. En este contexto, llegó la apertura del marcador por intermedio de Bernardo Romeo, que volvió a la titularidad. Inmediatamente, el goleador tuvo en sus pies la chance de estirar la ventaja desde los doce pasos, pero su remate fue débil y Marchesín logró atajarlo.
Con la inyección anímica del penal errado, Lanús comenzó a desplegar algo de su repertorio y San Lorenzo acusó el golpe. El ingreso de Castillejos en la segunda mitad le dio frescura al ataque Granate, que en 21 minutos dio vuelta la historia para ponerse 3 a 1. Había olor a goleada en el Sur, porque del San Lorenzo del primer tiempo no quedaba rastro y Lanús era una auténtica maquinita. Sin embargo, el equipo de Luis Zubeldía tuvo algo de piedad y sacó el pie del acelerador, lo que le permitió al Ciclón volver al partido y llegar al descuento por intermedio de un golazo de Alejandro Gómez.
Con una ráfaga, Lanús consiguió el triunfo que necesitaba para igualar a Vélez en el último cupo para disputar la Copa Sudamericana, por lo que todo se definirá en la última fecha. San Lorenzo, por su parte, sumó su 11º derrota en el torneo y sigue perdido en el fondo, sin rumbo. Esta vez, como no siempre ocurre, la lógica hizo lo suyo y los buenos le ganaron a los malos

lunes, 10 de mayo de 2010

A lo campeón


Recién dentro de siete días, cuando el Clausura ya tenga un dueño, se sabrá si el inolvidable partido que Argentinos Juniors le ganó a Independiente sirvió finalmente para que el Bicho se consagre campeón. Sin embargo, sea cual sea el resultado final, el de ayer fue un cotejo en el que el equipo de Borghi demostró que no sólo juega lindo, sino que también es capaz de levantar un resultado más que sentenciado, dos goles abajo y con el rival agrandadísimo.
Ante un estadio desbordado y vestido completamente de rojo y blanco (de ambas parcialidades), Independiente logró sacar una diferencia de dos goles gracias a la enorme labor de Leonel Nuñez, un ex Bicho que jugó un partidazo y marcó dos goles y medio, que hubiesen sido tres si el terrible zapatazo que sacó en el segundo tiempo picaba cinco centímetros más atras después de pegar en el travesaño. Pero llamativamente, el Tolo Gallego decidió reemplazarlo y sumar otro defensor a su línea de cuatro, para cuidar el resultado. Gran error. La entrada de Vallés sólo hizo que Independiente se refugie demasiado cerca de Gabbarini y Argentinos comenzó a bombardear el área del visitante. Así las cosas, Pavlovich se encargó de convertir el descuento (también había hecho el primero) y Argentinos tenía todavía quince minutos para lograr la hazaña y seguir con vida en el torneo. Para esa recta final, Borghi no quiso poner a ninguno de sus juveniles delanteros y optó por la experiencia de Ignacio Canuto, quien ingresó como ¡enganche!
Para hacer el desenlace aún más espectacular, el Bicho consiguió el empate casi con el tiempo cumplido y cuando estaba por cumplirse el tercero de los cuatro minutos de descuento, Matías Caruzzo se vistió de héroe y puso el 4-3, luego de una pésima salida del fondo entre Mareque y Acevedo que le permitió al Bicho arrebatarle la punta a Estudiantes y llegar a la última fecha con la tranquilidad de depender de sí mismo para conseguir un título después de 25 años, cuando de la mano de José Yudica y con el propio Claudio Borghi como jugador se quedó con el Torneo Nacional 1985.
El domingo, Argentinos visitará a Huracán y ganando será campeón. Sea cual sea el resultado, quedó más que demostrado que el Bicho tiene todos los méritos que necesita un equipo para consagrarse. Lo único que le faltaba lo consiguió ayer: ganar un partido a lo campeón.

Pinchado


En más de una ocasión, desde este blog se insistió en preguntar hasta cuándo duraría el paso arrollador de Estudiantes de La Plata, tanto en el Clausura como en la Copa Libertadores. Y si bien todavía no está nada definido y aún resta una fecha, se puede decir que en la tarde de ayer, Estudiantes dejó pasar el tren del Campeonato.
Sin dudas, el gran responsable de que el partido frente a Central haya terminado en empate fue Juan Sebastián Verón. Aquel mismo que se cansó de ponerse el traje de salvador, que supo ganar partidos él solo, que llevó al Pincha a hacer un papel más que decoroso frente al mejor equipo del mundo, ayer cometió el innecesario error de pegar un terrible manotazo en la mitad de la cancha para cubrir la pelota y fue correctamente expulsado por Federico Beligoy cuando promediaba el primer tiempo.
Ya sin la Brujita, Estudiantes se mostró desconcertado y nunca logró hacer pie, ya que nadie se animó a hacer de Verón y el equipo perdió su identidad. Del otro lado, Rosario Central necesitaba los tres puntos para seguir con chances de evitar la promoción pero, llamativamente, mostró una pasividad inusual. Con un hombre de más durante 60 minutos, contra un rival errático que no gravitaba y sabiendo que un empate lo depositaría inevitablemente en una de las promociones, el conjunto de Madelón pudo hacer mucho más para llevarse la victoria, pero se terminó conformando con un punto que no le sirvió absolutamente para nada más que para confirmar su plaza en la repesca y dejar a Racing exento de toda preocupación con el descenso.
En una semana más que definitoria, Estudiantes viajará a Porto Alegre para enfrentar al Inter el jueves y el domingo tendrá otro viaje a Santa Fe, donde buscará conseguir los tres puntos y esperar que Argentinos no le gane a Huracán para salir campeón ¿Se acabó la racha? Habrá que aguardar para saber la respuesta.

jueves, 6 de mayo de 2010

Sin despeinarse


Era de esperarse, es cierto. Como también es cierto que San Luis de Potosí nunca estuvo a la altura de las circunstancias y la serie, desde que arrancó la semana pasada en México, tuvo un sólo protagonista: Estudiantes.
Sin embargo, y teniendo en cuenta las sorpresas que puede entregar la siempre difícil Copa Libertadores (Vélez eliminado a manos de los suplentes de Chivas, Corinthians, mejor equipo de la fase de grupos, afuera en octavos, etc.), el triunfo de anoche es por demás valioso. Principalmente porque luego de la algarabía por el tempranero gol de Leandro González que parecía definir la serie llegó un baldazo de agua fría con el empate de Diego De la Torre, apenas tres minutos después. Para colmo, el Pincha comenzó a perder la pelota y los mexicanos, que con un gol más pasaban de ronda, empezaron a agigantarse.
Pero claro, pasado el sofocón, todo volvió a la normalidad y en el comienzo del segundo tiempo, en apenas cinco minutos, Leandro Benítez convirtió dos goles que terminaron de liquidar la serie e hicieron que los 35 minutos restantes estuvieran completamente de más.
Para el futuro, teniendo en cuenta que el rival de cuartos será Banfield o Internacional de Porto Alegre, Estudiantes deberá mejorar algunos aspectos que ante un conjunto de mayor envergadura no pasarán desapercibidos como sí lo hicieron ayer. Por ahora, nadie parece encontrar el talón de Aquiles de este equipo, si es que realmente lo tiene.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Llegó al Olimpo


Se la hicieron fácil a Olimpo, una vez más. Los de Bahía Blanca, que llegaban al partido con San Martín de Tucumán con la certeza de que un triunfo les daría el tan ansiado ascenso, ni tuvieron que preocuparse por su rival porque, un rato antes, Instituto de Córdoba apenas empató con Defensa y Justicia y todo quedó definido.
Es por esto que las calles de Bahía se vistieron de fiesta y el estadio Roberto Carminatti lució un lleno total cuando su equipo, ya de otra categoría, asomó al campo de juego para comenzar los festejos. En el medio, un partido de fútbol, en el que el local no jugó para nada bien y apenas empató frente al tibio equipo tucumano ¿Importa? Poco y nada, ya que si bien Olimpo todavía no se consagró campeón, el principal objetivo ya está cumplido.
Es la tercera vez en diez años que el conjunto bahiense asciende a la máxima categoría. En Diciembre de 2001, de la mano de Gustavo Alfaro, había conseguido el primer ascenso de su historia. En esa ocasión tuvo grandes actuaciones en la Primera División, donde se mantuvo hasta el año 2006, cuando descendió. Pero al año siguiente, luego de una brillante campaña, Leonardo Madelón volvió a depositar al equipo en Primera. Sin embargo, la alegría duró poco, porque el equipo terminó descendiendo nuevamente esa misma temporada.
Hoy, tres años después, la historia se repite. Por méritos propios e irregularidades ajenas, Olimpo retorna a la máxima categoría y Bahía Blanca vuelve a vestirse de gala.

De pie



Los aplausos del final, fundidos entre las lágrimas de los jugadores, que dejaron la cancha con una rara mezcla de bronca, resignación y orgullo, son la perfecta síntesis de lo que pasó anoche en el estadio José Amalfitani, donde Vélez no pudo dar vuelta la serie a pesar de haber ganado 2 a 0 y quedó eliminado de la Copa Libertadores de América ante las Chivas de Guadalajara.
El durísimo 3-0 en contra que sufrió el equipo de Gareca en México lo obligaba a salir a atacar desde el minuto 0. Y así fue. Acompañados por una multitud que les brindó un recibimiento extraordinario, los jugadores de Vélez salieron decididos a llevarse por delante a su rival. Con ese ímpetu, el primer gol se hizo esperar sólo tres minutos, momento en el que Santiago Silva abrió el marcador con un perfecto cabezazo.
A partir de ese momento y hasta el último minuto del partido, hubo un sólo equipo en la cancha. O mejor dicho, un equipo y un arquero. Porque si hubo un responsable de que las Chivas pasen a cuartos, ese es sin dudas Liborio Sánchez, quien se encargó de tapar todo lo que le vino, sobre todo en el primer tiempo. Ya sea por arriba, por abajo, con los pies, con las manos y hasta con la cara, tras una tijera en al área chica de Otamendi, el guardametas supo sacar, fácil, seis o siete chances claras de gol. Además, se encargó también de hacer tiempo en cada saque de meta y hacerse el lesionado en tres ocasiones para enfriar el partido y darle un poco de aire a su hostigado equipo, que no encontraba la forma de parar al Fortín.
En el segundo tiempo, Vélez perdió claridad y se repitió en centros hacia sus torres, que buscaron desesperados la forma de vulnerar el arco visitante, que parecía cerrado con candado desde aquel gol tempranero de Silva. Cuando todo parecía perdido y sólo quedaba un minuto del tiempo reglamentario, el eterno Rolando Zárate se aprovechó del único error de Sánchez en el partido y puso el segundo, justo cuando el árbitro marcaba que se jugarían cuatro minutos más.
En ese lapso, eterno para los visitantes, los centros llegaron de todos lados y parecía que algún rebote iba a jugar a favor del local, pero eso no ocurrió y el pitazo final del árbitro sentenció la historia.
La imagen del final fue conmovedora. El público aplaudió y premió a un equipo que mereció mucho más. Las lágrimas de Zárate, Otamendi y Somoza, la impotencia de Silva, el dolor de Domínguez y la desazón de Cubero, que terminó tirándole su remera a la platea, son el fiel reflejo de un conjunto que cayó de pie, como pocos equipos (sobre todo los argentinos) saben hacerlo. Los grandes son los que ganan, pero también los que saben perder, y anoche Vélez volvió a demostrar su grandeza. Una grandeza para aplaudir de pie.

lunes, 3 de mayo de 2010

Tolo mal


El muro de buen juego, solidez defensiva y contundencia que supo construir Independiente a lo largo de todo este Torneo Clausura parece haberse desmoronado por completo. De aquel equipo que luego de la caída frente a Vélez se erigió como el principal candidato con una seguidilla de buenos resultados, hoy ya no queda rastro. Hoy, con tres partidos sin ganar (dos derrotas), el equipo del Tolo se encuentra a cinco puntos de Estudiantes, con seis por jugar. Este panorama hace pensar que una posible consagración de Independiente sería un verdadero milagro.
Basta con ver el partido de anoche ante Boca para darse cuenta del bajón futbolístico de los de Avellaneda. Una defensa que ya no brinda las garantías que demostró durante gran parte del torneo y una delantera, tan elogiada en otras situaciones, que ya no pesa ni gravita en lo más mínimo en el área rival hacen de Independiente un equipo previsible, sin ideas. Para colmo de males, el mejor jugador del equipo y responsable directo de varios de los triunfos del Rojo en el Clausura, Adrian Gabbarini, tuvo una noche para el olvido y tuvo responsabilidad en el segundo gol de Boca, cuando salió a cazar moscas al aire y perdió en el salto frente al sorprendente Martín Palermo, que terminó convirtiendo el gol de espaldas al arco.
Todos estos factores hicieron que Gallego, habitual animador de las conferencias post-partido, haya salido con su peor cara de pocos amigos del vestuario, antes de afirmar que su vínculo con el club no está arreglado y dejando abierta la ventana de salida de Independiente cuando finalice el torneo. Un torneo que tenía en la palma de su mano pero que, poco a poco, parece escurrirse como agua.


No hay con qué darle


¿Hasta cuándo durará todo esto? Pasan las fechas y Estudiantes de La Plata sigue consiguiendo resultados, sigue confirmando que es el mejor equipo argentino, sigue goleando y gustando y, cuando no lo consigue (como ayer), igualmente se las ingenia para llevarse los tres puntos.
En la previa, la visita a La Paternal para enfrentar al descendido Chacarita parecía un trámite para un equipo que tuvo entre las cuerdas al Barcelona a fines del año pasado. Sin embargo, el Funebrero, sin nada que perder, saltó al campo de juego sin presiones y dispuesto a dar la sorpresa. En este contexto, Chaca manejó los hilos durante gran parte del primer tiempo y llegó a la apertura del marcador con un tanto de Omar Zarif. A esa altura, todo era sorpresa. Verón era ahogado por los volantes del local y tanto Pérez como Sosa eran bien contenidos por los costados, por lo que Boselli no encontraba la pelota y quedaba aislado arriba.
Pero a los 30 minutos llegaría la jugada que cambiaría curso del partido, porque el juez de línea Alejo Castagni vio una mano intencional de Lisandro López en el área luego de un remate de Enzo Pérez y no dudó en comunicárselo a Diego Abal, que cobró penal y expulsó al defensor de Chacarita. Lo cierto es que el contacto de la pelota con la mano existió, aunque el mismo fue claramente sin intención, por lo que el penal estuvo mal sancionado. Poco le importó esto a Mauro Boselli, que transformó la pena máxima en gol y le dio vida a un Estudiantes que parecía perdido. Para peor, cinco minutos después, Cristian Cellay cabeceó en área un centro de José Sosa y le dio a su equipo una ventaja inmerecida.
Con un hombre menos y la desventaja en el marcador, el conjunto de San Martín se desesperó y jamás pudo volver a encontrar el rumbo, por lo que el segundo tiempo se esfumó entre los vanos intentos del local por llegar al empate y la tranquilidad de Estudiantes, que no tuvo que esforzarse mucho para mantener la ventaja y continuar en lo más alto de la tabla.
Párrafo aparte para la gente de Chacarita que, castigada con el descenso de su equipo, hizo todo lo posible para que el partido se suspendiera. Primero, desde la platea tiraron todo tipo de objetos hacia el campo de juego luego del penal mal cobrado. Luego, en el segundo tiempo, la gente hizo un agujero en el alambrado de la popular local y le robó, insólitamente, una manguera a los bomberos. En total, fueron 29 los minutos en los que el partido estuvo detenido hasta que se normalizaron las cosas.
Tan normalizadas quedaron que todo sigue como estaba. Estudiantes, puntero en el Clausura y con un pie en cuartos de la Copa Libertadores ¿Hasta cuándo? Nadie lo sabe, pero parece tener cuerda para rato.

Tenele miedo al Chuco


Era una tarde especial para Argentinos Juniors, que llegaba al Nuevo Gasómetro con la necesidad de llevarse los tres puntos para no perderle pisada al líder Estudiantes, teniendo en cuenta que los de Sabella se enfrentaban ante el descendido Chacarita a la misma hora.
Habrá sido precisamente esta presión la que hizo que el conjunto de Claudio Borghi arranque el partido inmerso en un mar de imprecisiones, que le permitieron a San Lorenzo animarse a atacar y llegar al gol mediante un rebote capturado por Emiliano Alfaro. De la mano del Papu Gómez, su jugador más desequilibrante, el local se aprovechó de la pasividad de Argentinos en esa primera mitad y se fue al descanso con la mínima ventaja a favor.
Pero seguramente Borghi, viejo sabio, les habrá hecho entender a sus jugadores la situación en la que estaban y habrá motivado a su plantel con palabras de aliento y algún que otro reto en el vestuario. Lo cierto es que el Bicho cambió completamente su cara en el complemento. Ortigoza comenzó a desplegar su juego y el equipo empezó a jugar a su ritmo, obligando a San Lorenzo a replegarse en defensa para cuidar la ventaja. Pero fueron los cambios del entrenador los que terminaron de torcer la historia. Borghi mandó a la cancha a Federico Domínguez y a Santiago Raymonda, con clara intención de tirar a su equipo lo más adelante posible. Con cinco hombres de ataque en sus filas, Argentinos acorraló a su rival y parecía que el empate era cuestión de tiempo. Fue precisamente el ingresado Domínguez quien desbordó por izquierda y tiró el centro para que Ismael Sosa, la figura de la tarde, decretara la merecida igualdad y le devolviera la alegría a los miles de hinchas que coparon la tribuna visitante.
Con el empate, el Bicho siguió yendo pero se topaba con la dura defensa azulgrana y no podía capitalizar sus intenciones. Para colmo, Rafael Furchi obvió un claro penal de Migliore a Sosa y su asistente invalidó erróneamente un gol de Calderón por una supuesta posición adelantada, que no existió.
Pero cuando todo parecía destinado a las tablas, apareció nuevamente el Chuco Sosa, que con una gran corrida y una auto-pared sobre la salida de Migliore, anotó el segundo gol para los suyos y su noveno tanto en lo que va del Clausura, para que Argentinos siga con la ilusión de lo que parecía imposible hace un par de fechas.
Cuando aún restan dos jornadas, y con sólo un punto de diferencia con el puntero Estudiantes, Claudio Borghi tiene más de un motivo para sonreir. El cambio de actitud de su equipo de un tiempo a otro es una clara muestra de la personalidad de sus jugadores, que se bancaron una parada brava y ahora tendrán que recibir en la Fortaleza de La Paternal a Independiente, seguramente sin su figura, Ismael Sosa, por una ridícula claúsula entre ambos clubes que le impide al jugador jugar frente al equipo que es dueño de su pase. De confirmarse su ausencia, será una importante baja para Argentinos, aunque quedó demostrado que Borghi saber mover el banco para suplir ausencias, en un equipo que busca hacer historia.

Se puso la Cappa


Qué distinto es este presente de Ríver con respecto a un mes atrás, cuando todo era penumbra. Llama la atención ver que los mismos jugadores que hace escasos días se arrastraban en el campo de juego, no podían dar dos pases seguidos y eran fuertemente insultados por los hinchas, el último viernes se hayan retirado del Monumental envueltos en una ovación interminable.
Pero así es el fútbol y el renovado equipo de Cappa cumplió una gran actuación frente al juvenil equipo de Vélez, que arrancó en ventaja pero que se refugió en su arco para mantener una ventaja inmerecida y terminó pagando muy caro su mezquindad.
El punto más alto de Ríver fue, sin dudas, Ariel Ortega. Ese mismo que cada vez que parece apagarse, vuelve a aparecer en todo su esplendor, manejando al equipo y deleitando al público con sus gambetas tan características, como si tuviese 20 años.
La otra alegría de la noche de Nuñez fue la vuelta al gol de Diego Buonanotte, que ingresó en el segundo tiempo y demostró que mantiene intacta su calidad. El Enano aprovechó una pifia de Pablo Lima y sentenció a Montoya con un potente remate en el área grande, para arrancar un festejo desenfrenado y emocionante, junto a un Monumental que le brindó su apoyo incondicional.
Con todos estos condimentos, Cappa consiguió su segundo triunfo en tres presentaciones al frente del equipo y el cambio en la mentalidad de los jugadores es algo innegable. De la debacle futbolística de hace un par de fechas parece no haber rastro. Se podría decir que, de a poco, Don Angel se va convirtiendo en el Superhéroe que Ríver necesita para salir del pozo.