martes, 6 de julio de 2010

¡Y olé!


Cerca, más que cerca estuvo Paraguay de seguir haciendo historia. Es más, a la hora de buscar las razones que lo llevaron a quedar afuera en cuartos de final, se cae en la cuenta de que las mismas son escasas, por no decir que fue sólo una: España metió un gol y Paraguay, ninguno.
El planteo del equipo de Martino fue perfecto. Paraguay se supo adecuar a la exigencia del rival que tenía enfrente y dispuso de un mediocampo superpoblado, con Tacuara Cardozo como única referencia de área. De esta forma, el técnico argentino buscaba cortar el talentoso circuito de juego del equipo español sin retroceder demasiado. Y lo consiguió.
Durante gran parte del primer tiempo, el equipo paraguayo fue poseedor del balón y España sólo inquietó con algún que otro centro aislado. Cortado el tándem Xavi-Iniesta, el equipo de Del Bosque nunca logró conectar el medio con los delanteros y todo se le hizo cuesta arriba. Lo único que le faltó a Paraguay fue el gol, y eso lo iba a terminar pagando muy caro.
La chance más clara ocurrió ya en el segundo tiempo, en un minuto que fue frenético. Primero, un penal le dio la oportunidad a Cardozo de plasmar en el resultado la supremacía en el juego, pero el remate del delantero encontró las manos de Casillas, que no había terminado de festejar cuando escuchó el silbato que cobraba la pena máxima en la otra área. Esta vez, el encargado de ejecutar fue Xabi Alonso, que se quedó sin festejo porque su primer remate (terminó adentro del arco) fue anulado por invasión de área. En la segunda chance, Villar adivinó el palo y le negó el grito, pero inmediatamente convirtió otro grosero penal que el árbitro increíblemente no advirtió. Todo en dos minutos.
El bajón del penal errado fue asimilado por ambos equipos de distinta forma. Paraguay comenzó a sentir el desgaste de trabajar tanto en la mitad de la cancha y comenzó a ceder terreno. Espaá notó esta merma y se decidió, por fin, a atacar en serio. El único gol del partido iba a llegar, como no podía ser de otra manera, de carambola. Luego de un rebote en el palo, David Villa definió esquinado pero la pelota pegó en un palo, rodó por toda la línea, rebotó en el otro y entró. De no creer.
Resignado, Paraguay fue como pudo pero a esa altura, España ya estaba más que tranquilo y sólo tuvo que esperar que pase el tiempo para acceder a la segunda semifinal de historia. Ahora será tiempo de enfrentar a la temible Alemania y buscar la primera final de su historia, para cortar la virginidad de títulos en Copas del Mundo.
Paraguay, por su parte, se despidió con la frente más que alta y con una idea de juego definida. El gran recibimiento que tuvo en la llegada a su país así lo confirman.

No hay comentarios:

Publicar un comentario