miércoles, 14 de julio de 2010

Ganar perdiendo

La foto que los 23 jugadores que conformaron este histórico plantel uruguayo se tomó antes del partido fue la síntesis perfecta. Ninguno quería perderse esta posibilidad única de salir en la imagen de un equipo que entró en la historia grande. El partido por el tercer puesto no era más que una excusa, porque Uruguay ya había ganado incluso antes de salir a la cancha.
Un equipo que llegó al Mundial inmerso en un mar de dudas, después de atravesar una irregular eliminatoria, en la que quedó quinto y tuvo que jugar un repechaje contra Costa Rica, hoy está en boca de todo el mundo. El 4to puesto obtenido en Sudáfrica es el premio al esfuerzo de un plantel que se bancó muchas críticas y logró salir adelante, con la famosa garra charrúa como estandarte. Pero no contento con eso, Uruguay se dio el lujo también de tener al mejor jugador del Mundial, Diego Forlán, que fue elegido por la FIFA superando por amplio margen a jugadores del campeón España, como Villa e Iniesta y hasta al propio Messi.
Luego de la merecida pero ajustada derrota ante Holanda por la semifinal, Uruguay arribó al partido por el tercer puesto con la certeza del deber cumplido, como para dedicarse a disfrutar después de tanto esfuerzo. Enfrente, Alemania era la contracara, ya que sus aspiraciones de campeonar, reforzadas por sendas goleadas ante Inglaterra y Argentina en octavos y cuartos, habían sido sepultadas por España en semis, con baile incluido. Lo cierto es que, sin presiones, el partido fue emocionante, de lo mejor del Mundial. Pudo ser de Uruguay, que estuvo 2 a 1 y con chances de aumentar, pero finalmente fue Alemania quien se impuso por 3 a 2 y terminó quedándose con un tercer puesto que apenas sirvió como premio consuelo a un plantel que mostró un altísimo nivel durante gran parte de la competición. Además, el juvenil Müller terminó llevándose el premio al goleador, ya que convirtió los mismos tantos que Villa, Sneijder y Forlán (5), pero sumó tres asistencias en el torneo y la FIFA terminó premiándolo.
Ya en su tierra, el plantel uruguayo tuvo su merecido homenaje, con el Presidente José Mujica recibiéndolos y las calles teñidas por una multitud que clamó por los nuevos héroes. Esos mismos que escribieron una de las páginas más grandes de la historia uruguaya, bien merecido lo tienen. Perdieron los dos últimos partidos, pero terminaron ganando el respeto del mundo entero. Eso es saber perder.

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