lunes, 5 de julio de 2010

Como con la mano


El partido fue histórico por donde se lo mire. Empezando porque se enfrentaban dos selecciones que no suelen llegar a esta instancia en Mundiales y siguiendo por el desarrollo, que fue cambiante y que mostró a ambos equipos con ambiciones de seguir en pie. Pero lo que sin dudas fue más que histórico fue el desenlace: alargue, mano en la línea sobre la hora, penal a los 120 minutos, error en la ejecución, definición por penales, un Loco que ejecutó el tiro definitivo como con un guante, picando la pelota sobre el arquero y festejo, mucho festejo. Un partido para la historia.
Uruguay y Ghana llegaban a la instancia de cuartos de final como las cenicientas de la competencia. Favorecidos en los cruces de octavos (Uruguay derrotó a Corea y Ghana a Estados Unidos), ambos equipos ya habían entrado en la historia de su país pero salieron en busca de más.
El primer tiempo mostró a un Ghana más punzante y con mejor juego que Uruguay. Con la insistencia de Gyan y la habilidad de Boateng, varias fueron las chances de abrir el marcador antes del bombazo de Muntari, que encontró a un sorprendido Muslera que poco pudo hacer. La ventaja era merecida, Ghana era más y Uruguay no encontraba el camino.
En el segundo tiempo, los de Tabárez reaccionaron y se encontraron con la igualdad a los pocos minutos de comenzado el complemento, con un fortísimo tiro libre de Forlán que hizo que la pelota tiemble en su recorrido y deje al arquero ghanés sin respuesta. Un gol made in Jabulani.
Con el empate consumado, ambos equipos sintieron el cansancio y decayeron en rendimiento. Con los 90 cumplidos, el tiempo suplementario fue más de lo mismo. Mucha fricción, piernas duras y los dos equipos decididos a aguantar hasta los penales. Claro que, con los 120 minutos cumplidos, el destino tenía preparada una carta de las más jugosas.
Una serie de rebotes en el área uruguaya encontró un remate de Gyan, que Luis Suárez alcanzó a despejar en la línea. El rebote lo capturó Adiyiah, que cabeceó hacia el arco de un Muslera vencido. Era gol. Ghana estaba en semifinales. Un equipo africano hacía historia. Pero no. Suárez, nuevamente, evitaba que la pelota ingrese a su arco, aunque esta vez lo hacía con la mano, con la esperanza de que el árbitro no advirtiera este detalle. Pero eso no sucedió. El juez cobró el correspondiente penal, expulsó al delantero y le dio a Gyan una chance gigante de entrar en la historia.
Nuevamente, el destino hizo lo suyo y el penal rebotó en el travesaño, justo cuando el referí pitaba el final. Lágrimas en la cara del delantero ghanés, incredulidad del público presente y de los millones que lo seguían por tele, festejos uruguayos e incertidumbre, mucha incertidumbre.
En la serie de penales, los ghaneses fallaron dos y Uruguay uno. Llegaba el tiempo de definir y el encargado era Sebastián Abreu, el Loco, el mismo que se cansó de pinchar pelotas en penales en Argentina, México y la Selección. Todo aquel que haya visto algún video suyo lo tenía en claro. Pero el arquero ghanés no tenía idea de esta particularidad, y Abreu lo sabía. Por eso, al mismo tiempo que el pobre Kingson se tiraba inútilmente a su derecha, el Loco fundió el botín en el pasto, bajo la pelota y la picó, suave, muy suave al medio del arco. La pelota besó la red y sentenció el épico partido. La locura estaba consumada.
Uruguay se metió en semifinales en un partido que quedará como uno de los más emocionantes de los Mundiales. El equipo de Tabárez buscará seguir escribiendo la historia y conseguir su tercer Título del Mundo. Esta vez pasó gracias a las manos: primero la de Suárez, que evitó el gol ghanés en tiempo de descuento y luego la mano de Abreu, metida en su pie izquierdo para una definición exquisita. Parece que Dios se puso por un ratito la Celeste.

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