martes, 23 de marzo de 2010

Lionel Messi: ángel allá, demonio acá


Hizo ocho goles en apenas siete días. Es el primer jugador en la historia del Barcelona en convertir tres goles en dos partidos consecutivos. Es el máximo artillero de la Liga Española, con 25 tantos. Para el mundo (bah, casi todo el mundo), es, por lejos, el mejor jugador del planeta.
Es paradójicamente en su país natal en donde aún se duda de su increíble capacidad. En una especie de "ataque de celos", y mientras el mundo se rinde ante los pies de un verdadero astro (como hace mucho no se veía), los argentinos seguimos poniendo en tela de juicio el rendimiento y, sobre todo, la actitud de Lionel Messi dentro de un campo de juego.
Poniendo como parámetro su desempeño en cada partido de la Selección Argentina, los argentinos continuamos inútilmente echándole toda la culpa de nuestras penas futbolísticas a un pibe (aunque no lo parezca, tiene apenas 22 años) que parece no tener techo. Parecemos olvidarnos que la Selección no es el Barcelona (ni está cerca de serlo), que Heinze no es Rafa Márquez, que Mascherano no es Iniesta, que Verón no es Xavi, etcétera. Es ahí donde el argentino está más que equivocado.
Es cierto, el rendimiento del rosarino en su club es diez veces mayor que en el equipo de Diego, pero también es real que echarle todo el peso de la responsabilidad a él sería pecar seriamente de ignorante. Como bien dijo Pep Guardiola, no hay nadie que tenga más ganas de que Messi la rompa en la Selección más que el propio jugador. Sería iluso pensar lo contrario.
A 79 días del Mundial, los argentinos tenemos más de un motivo para estar orgullosos e ilusionados. Porque tenemos al jugador que todos quieren. Porque está en pleno crecimiento deportivo. Porque tiene un técnico que lo banca a muerte, y que sabe que, a su edad, él aún no había logrado ni la mitad de lo que Messi tiene hasta ahora. Ahí está la clave.
Será cuestión de esperar la explosión definitiva, esa que lo lleve a la gloria eterna. Ahí será quizás, el momento en el que por fin se le reconozca por estas tierras, lo mucho que está haciendo. Esperemos que sea en Sudáfrica, o sino el próximo Mundial...o el otro, pero es seguro que llegará. Después no digan que no les avisamos...

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