lunes, 3 de mayo de 2010

No hay con qué darle


¿Hasta cuándo durará todo esto? Pasan las fechas y Estudiantes de La Plata sigue consiguiendo resultados, sigue confirmando que es el mejor equipo argentino, sigue goleando y gustando y, cuando no lo consigue (como ayer), igualmente se las ingenia para llevarse los tres puntos.
En la previa, la visita a La Paternal para enfrentar al descendido Chacarita parecía un trámite para un equipo que tuvo entre las cuerdas al Barcelona a fines del año pasado. Sin embargo, el Funebrero, sin nada que perder, saltó al campo de juego sin presiones y dispuesto a dar la sorpresa. En este contexto, Chaca manejó los hilos durante gran parte del primer tiempo y llegó a la apertura del marcador con un tanto de Omar Zarif. A esa altura, todo era sorpresa. Verón era ahogado por los volantes del local y tanto Pérez como Sosa eran bien contenidos por los costados, por lo que Boselli no encontraba la pelota y quedaba aislado arriba.
Pero a los 30 minutos llegaría la jugada que cambiaría curso del partido, porque el juez de línea Alejo Castagni vio una mano intencional de Lisandro López en el área luego de un remate de Enzo Pérez y no dudó en comunicárselo a Diego Abal, que cobró penal y expulsó al defensor de Chacarita. Lo cierto es que el contacto de la pelota con la mano existió, aunque el mismo fue claramente sin intención, por lo que el penal estuvo mal sancionado. Poco le importó esto a Mauro Boselli, que transformó la pena máxima en gol y le dio vida a un Estudiantes que parecía perdido. Para peor, cinco minutos después, Cristian Cellay cabeceó en área un centro de José Sosa y le dio a su equipo una ventaja inmerecida.
Con un hombre menos y la desventaja en el marcador, el conjunto de San Martín se desesperó y jamás pudo volver a encontrar el rumbo, por lo que el segundo tiempo se esfumó entre los vanos intentos del local por llegar al empate y la tranquilidad de Estudiantes, que no tuvo que esforzarse mucho para mantener la ventaja y continuar en lo más alto de la tabla.
Párrafo aparte para la gente de Chacarita que, castigada con el descenso de su equipo, hizo todo lo posible para que el partido se suspendiera. Primero, desde la platea tiraron todo tipo de objetos hacia el campo de juego luego del penal mal cobrado. Luego, en el segundo tiempo, la gente hizo un agujero en el alambrado de la popular local y le robó, insólitamente, una manguera a los bomberos. En total, fueron 29 los minutos en los que el partido estuvo detenido hasta que se normalizaron las cosas.
Tan normalizadas quedaron que todo sigue como estaba. Estudiantes, puntero en el Clausura y con un pie en cuartos de la Copa Libertadores ¿Hasta cuándo? Nadie lo sabe, pero parece tener cuerda para rato.

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