lunes, 17 de mayo de 2010

Toque Toque


Frío, helado, congelado. El baldazo que recibió Ríver a domicilio fue uno de esos que no se olvidan fácilmente. Con un primer tiempo impecable, pocas veces visto y con cinco goles en poco más de media hora, Tigre le dio una lección de practicidad al equipo de Cappa, que podrá jugar lindo pero que deja mucho que desear sin la pelota en los pies. Quizás esto explique lo inexplicable. Porque los de Caruso Lombardi, que sólo acusaban 21 puntos y llegaban con cinco derrotas al hilo, a priori arribaban como invitados estelares a la fiesta de despedida de Marcelo Gallardo, que dada las terribles circunstancias, sólo piso el césped para recibir la plaqueta en manos de Daniel Passarella. Y Ríver pecó de buen anfitrión, y terminó dándole demasiados privilegios a su invitado de honor.
Tal fue la superioridad de los de Victoria en la primera mitad, que en el entretiempo ya se empezaban a ver algunos millonarios de la platea dejando la cancha, altamente resignados. El gol de Fúnes Mori, apenas comenzado el complemento, sólo sirvió para que la gran cantidad de hinchas que se bancaron el intenso frío del sábado por la noche esbocen un pequeño desahogo, pero los 40 minutos restantes estuvieron completamente de más, porque Ríver se mostró extremadamente predecible y Tigre sólo atinó a esperar a que la hazaña se consume, y hasta pudo haber hechó más historia aún si el Chino Luna hubiese metido alguna de las dos claritas que tuvo en esa etapa.
Consumado el encuentro, sólo quedó tiempo para escuchar a un exultante Caruso Lombardi, desbordado de alegría y promoviendo su "toque toque", en clara alusión al "tiki tiki" que tan famoso hizo al técnico rival. Por el lado de Ríver, será barajar y dar de nuevo, buscar refuerzos y deshacerse de aquellos jugadores que no estén a la altura del club. El parate será un tiempo de reflexión y de buenas decisiones, para un equipo que, con o sin "tiki tiki", empezará la temporada que viene ahogado por los números.

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