miércoles, 28 de abril de 2010

De su propia medicina


Una de las características que más envidia despierta este Vélez de Ricardo Gareca es su recambio. Se dice que el equipo alternativo que el Tigre planta cada fin de semana por el torneo local podría, tranquilamente, ser un equipo titular para cualquiera de los otros planteles del fútbol argentino. Como si esto fuera poco, los resultados lo avalan. Los pibes de Vélez le dieron un paseo al candidato Independiente y vencieron a Banfield, Gimnasia y Tigre, aunque cayeron en partidos clave y se bajaron de la pelea del Clausura.
Lo que ayer ocurrió en el estadio Jalisco de Guadalajara fue a la inversa. Porque Vélez presentó a sus habituales titulares (exceptuando a Silva, lesionado) y su rival, Chivas, formó con un equipo plagado de juveniles, ya que cinco de sus habituales titulares se encuentran afectados a la selección de su país. ¿El resultado? Podría decirse que Gareca recibió de su propia medicina, ya que los juveniles mexicanos mostraron todas sus ganas y energía y terminaron pegando en los momentos justos para sentenciar un 3-0 que le complica y mucho las cosas a los argentinos pensando en la revancha.
Con un Omar Bravo implacable (tuvo 3 claras, metió dos goles y le hicieron un penal), Chivas aprovechó a la perfección las inexplicables fallas de la defensa de Vélez, que ayer parece haber tocado fondo en cuanto a rendimiento. Papa tuvo una clarita ni bien empezó el partido y luego se borró, nunca fue salida y mucho menos ayudó en defensa. Otamendi y Domínguez, la mejor dupla central del año pasado, nunca pudieron hacer pie y brindaron una inseguridad inusual. Fabian Cubero, emblema de este equipo, pegó más de lo que jugó y encima quedó enganchado para habilitar a Bravo en el segundo gol, cuando todos sus compañeros había tirado el achique.
Lo mejor de Vélez salió de los pies de Maxi Moralez y Juan Manuel Martínez, los únicos que buscaron siempre y pusieron contra las cuerdas a los mexicanos durante gran parte del segundo tiempo, hasta que el segundo gol terminase de liquidar las cosas.
Para el final, insólito error en la salida de Domínguez, Bravo quedó mano a mano con Montoya, que lo derribó y se fue expulsado, para colmo de males. Con los tres cambios hechos, el buzo se lo tuvo que poner Zapata, que poco pudo hacer para detener el penal que sellaría el resultado.
En fin, un partido más que olvidable para los de Liniers, que tendrán que hacer un click para dar vuelta en Buenos Aires una serie que tiene aroma a definida.

1 comentario:

  1. Feliz cumple!!!! Espero que la pases genial rodeado de familia y amigos.
    Un beso.
    Flavia Terrizzano

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