sábado, 19 de junio de 2010

Piel naranja


Muchas veces se dice que hay partidos que se ganan "con la camiseta". Los no entendidos del fútbol que no logran comprender lo que esto significa deberían haber visto el partido entre Holanda y Japón para caer en la cuenta de lo que es ganar de esta forma. Haciendo muy poco y apelando a su chapa mundialista, a los europeos les alcanzó para ganarle por la mínima a un disminuido equipo asiático y poner un pie y medio en octavos de final, a la espera de lo que pueda pasar esta tarde cuando se enfrenten Camerún y Dinamarca.
Lo ganó con la camiseta porque no tuvo que hacer mucho para doblegar a un equipo que venía de ganarle a Camerún y que llegaba con la esperanza de sacar, por lo menos, un empate. Con apenas escasos destellos de sus figuras, Holanda supo abrir el marcador y después manejar el trámite del partido a su antojo. Del otro lado, Japón se mostró desconcertado y falto de ideas, aunque daba la impresión de que si hubiese sido un poquito más ambicioso, podría haberse llevado algo más.
Pero claro, volvemos a lo de la camiseta. Como en el primer partido ante Dinamarca, los dirigidos por Van Marwijk presentaron una formación que, de tres cuartos para adelante, mete miedo: Sneijder, Van Bommel, De Jong, Van der Vaart, Van Persie y Kuit, más el lesionado Robben que estará disponible a partir de los octavos. Con estos nombres propios, más la irregularidad y el pobre juego desplegado por los otros equipos que asomaban como candidatos, le dan a la Naranja Mecánica los pergaminos necesarios como para aspirar seriamente a conseguir de una vez por todas, un título mundial (fue sub-campeón en 1974 y 1978). Pero también deberán tener en claro que para seguir con vida a partir de octavos, estas piezas deben comenzar a ensamblar de la mejor forma, todavía una deuda pendiente para los tulipanes.
Por ahora, les alcanza con la camiseta, esa tela naranja que hace rememorar a grandes como Cruyff, Gullit o Van Basten, próceres holandeses que no pudieron conseguir la alegría máxima de ser campeones del mundo. Esta versión 2010 tiene con qué. Habrá que ver cómo absorben la presión de un pueblo colmado de grandes figuras, pero hambriento de gloria.

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