viernes, 25 de junio de 2010

Todos (casi) contentos


Basta con ver la imagen final del partido para darse cuenta el desenlace. De un lado, los jugadores, cuerpo técnico e hinchas españoles festejando por haber conseguido el objetivo de clasificar primeros. Del otro, Marcelo Bielsa y sus dirigidos, expectantes por el final de Suiza-Honduras y con la sensación de que se hizo todo lo necesario para pasar a octavos, hecho que finalmente consiguieron.
A diferencia de Brasil-Portugal, el duelo entre españoles y chilenos sí cumplió con la inmensa expectativa que había generado. Más allá del buen juego desplegado por ambos equipos en gran parte de la competencia, el aliciente era que estaba en juego no sólo la chance de quedar primeros en el grupo, sino también la posibilidad de volverse a casa en primera ronda.
Desde el comienzo, ambos conjuntos dejaron en claro su intención: atacar. En los primeros minutos, fue Chile el más claro y quien dispuso de las mejores chances para abrir el marcador. El planteo inteligente de Bielsa proponía cortar el circuito de juego español en mitad de cancha para explotar al máximo la velocidad de Beausejour y, sobre todo, de Alexis Sánchez. En ese lapso, el conjunto español fue una sombra y parecía que el tanto chileno estaba al caer.
Sin embargo, la furia fue de menor a mayor, y de a poco comenzó a emparejar las cosas. De la mano de Iniesta y Xavi, España tomó posesión exclusiva del balón y obligó a los chilenos a cargarse de faltas y tarjetas amarillas. Para colmo, a los 23, una larga e innecesaria salida de Bravo sobre la banda izquierda le permitió al flamante jugador del Barcelona, David Villa, abrir el marcador con un zurdazo desde lejos y con el arco libre.
A partir de ese momento, Chile perdió completamente los estribos y España aprovechó a la perfección los nervios de su rival. A los 36, un nuevo error en la salida, esta vez de Jara, le permitió a Iniesta armar una interesante jugada colectiva que el mismo definió para estirar la ventaja. Para peor, en la misma acción, el árbitro interpretó que Estrada agredió sin pelota y desde atrás a Fernando Torres y lo mandó a las duchas, dejando a Chile con un panorama más que negro: dos goles abajo y con un jugador menos.
La cara de Bielsa parecía decirlo todo. Al característico gesto adusto del entrenador argentino se le agregaron todo tipo de muecas e insultos hacia sus dirigidos y hacia el aire en general. Estaba claro que en el descanso iba a haber un tirón de orejas, o varios.
Sólo los jugadores saben qué fue lo que les dijo Bielsa en el entretiempo, pero sea lo que sea surtió el efecto esperado. La actitud chilena en el arranque del complemento fue completamente distinta al final de la primera parte. A pesar del hombre de menos, los trasandinos recuperaron la posesión del balón y, a los dos minutos, Millar colocó el descuento y le dio vida a un equipo que agonizaba. En el otro partido, Suiza no podía con Honduras y la clasificación estaba más cerca que nunca. España, por su parte, sacó el pie del acelerador y decidió cuidar la ventaja. Este factor, sumado al cansancio de los chilenos por el desgaste realizado hicieron que los últimos 20 minutos de partido estuvieran de más.
El pitazo final del árbitro y el empate consumado de los suizos le aseguró a España el primer puesto y la posibilidad de evitar a Brasil en octavos. En esa instancia, los de Del Bosque se verán frente a frente con Portugal, en uno de los partidos más trascendentes. Chile, por su parte, cumplió el objetivo de pasar de ronda y se convirtió en el quinto equipo sudamericano en hacerlo. En octavos tendrá que enfrentarse a Brasil, pentacampeón y eterno candidato al título. Para peor, en ese compromiso Marcelo Bielsa no podrá contar con el expulsado Jara y además tendrá que suplir a Gary Medel y Waldo Ponce, que acumularon dos amarillas.
De esta forma, Bielsa se sacó la espina de 2002, cuando quedó afuera en primera ronda al frente de Argentina y buscará estirar su revancha personal nada menos que ante la verdeamarelha, en el único duelo sudamericano de octavos.

2 comentarios:

  1. Una vergüenza el final del partido...

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  2. Estamos de acuerdo, aunque la vergüenza mayor fue el partido entero de Brasil y Portugal.

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